La educación financiera en las escuelas de México es esencial para empoderar a los jóvenes, fomentando hábitos de ahorro, responsabilidad y un consumo consciente. Al integrar estos conocimientos en el currículo, se contribuye a la reducción de la pobreza y la desigualdad, fortaleciendo comunidades y preparando a los estudiantes para un futuro económico más estable.